Behind the hunter there´s an innocent soul

No supo de que más hablar y decidió que era hora de permanecer en silencio, la chica al menos ya no tenía cara de cólera así que cuidar sus palabras vendría bien.
Observo al chico que entraba, no era mucho más grande que es, era el hermano de Kerioth, quien diría que en ese día iba a terminar conociendo a toda la familia de una cazadora que casi lo mata, irónico tal vez pero bastante bueno. Poso su mirada sobre el sobre curioso por el contenido de la carta que entregaban a la pelinegra, claro, era de esperar que más de uno estuviera tras de ella, era muy hermosa de eso Fredek se había dado cuenta desde horas atrás.

Cuando la atención estuvo sobre él fingió observar su tasa y esbozo una sonrisa mirando a Matt-Es un placer.-Dijo educadamente.-Ni tanto, ni tan larga, ni tan buena.-Rio suavemente.-Tu hermana me ha salvado la vida.-Le contó, ah, seguramente Kerioth querría matarlo de nuevo por volverlo a mencionar.


Fredek

-¿La pequeña Kerioth?- dijo el muchacho con una sonrisa enorme en el rostro. -No lo dudo ni un segundo pero ¿No habrá pasado algo más antes? Es una gran proeza eh- bromeó, probablemente antes de salvarle la vida hubiera querido asesinarlo, eso o después de salvarlo habría querido asesinarlo, porque nunca le gustaba socializar y tendría que ver ¡Haber llevado el caballero hasta su casa! Realmente era inusual. -Bien, pues… con esos modos…. - se encogió de hombros pero no dejó de sonreírle a su hermana mientras robaba una manzana y le daba un gran mordisco.
-¿Puedo?.... jaja no se, no quiero enterarme de…- cerró la boca recordando la presencia del caballero y se dedicó a masticar mientras tomaba la misiva y se dirigía hacia donde estaban las botas. -Lo que ordene su majestad, Dios, con la disculpa de Sir Frederick, no vaya a llegar esto a oídos de la reina, mejor me voy… no te enojes, no comigo, dame una hermosa sonrisa…. Ahí está, es un privilegio obtener una de ella, eh- comentó en voz más baja dirigiéndose al caballero y luego salió de ahí.

Matthew of Ainsa

-Dios me ampare- fue lo único que pudo decir en voz tan baja que ella apenas logró escucharse. No valía la pena volverse a enojar, porque eso iba a darle algún indicio extraño a su hermano, de esos con los que siempre osaba molestarla, suspiró y con ayuda de unos trapos retiró del fuego la sopa y la puso sobre una mesa pequeña de madera que estaba cerca. -No, no fue una gran proeza, ya te lo dije, Matt, si quieres más detalles deberás hablar con padre, de mis labios no saldrá más nada ¿queda claro?- dijo ladeando la cabeza pero hablando con calma. Después fue a la cocina que quedaba a unos pasos, ahí donde estaba el caballero y buscó el último pedazo de pan que quedaba, y las rebanadas de queso que estaban ahí, si el caballero iba a cumplir la palabra de la comida y el dinero entonces aquel día podrían darse el lujo de terminar con eso, para la cena aún quedaba leche y unos huevos y un pedazo de carne seca que alcanzaría para ella, su padre y su hermano.
-Matt ¿quieres hacer algo realmente útil y tomar esta carta, ir a leerla que se que quieres hacerlo, y después me cuentas cuántas sandeces dice, y de paso llevarte las botas a su lugar? Luego de eso podrías llamar a padre a comer ¿sabes? Sí, gracias, serías de gran ayuda- puso los ojos en blanco pero no pudo evitar sacar una sonrisa, de esas que su hermano podía ponerle en el rostro con tanta facilidad.

Kerioth

Evito reir, el hermano de la pelinegra realmente no tenía nada que ver con ella, pobre Kerioth era demasiado gracioso ver como lidiaba con las bromas de su hermano y las ordenes de su padre. Lo ultimo que dijo Matt le causo bastante gracia y le arranco una ligera risa. Asintió y otra vez, se quedo a solas con la cazadora.


-Así que tienes muchos admiradores.-Puntualizo observandola tranquilamente, por las palabras de la chica al menos el de la carta no tenía su simpatía y eso era bastante bueno, aunque ahora que se ponía a pensarlo, ¿Que demonios le importaba?.-Lo lamento, no quise sonar entrometido.-Lo ultimo que quería era hacer enojar a Kerioth de nuevo no cuando ya habían tenido una -casi- charla civilizada sin amenazas contra su persona. Se moría de ganas de hacerle una sola pregunta, ¿Estaba comprometida con alguien? aun era bastante joven pero ya tenía la edad suficiente, además, seguramente propuestas no le faltaban, mejor, se guardaría esas dudas para otra ocasión, ya tendría oportunidad, después de todo iba a pasar tres semanas completas con la chica y eso le hizo sentir mucho mejor.


Fredek

Cuando el joven le preguntó aquello se tuvo que dar la vuelta aunque no se notó mucho ya que estaba yendo y viniendo para terminar de cortar las cosas y traer platos. -Eso a usted no le importa- comentó, pero un momento después, reflexionando el tono con que lo había dicho, había sonado como un “sí tengo pero no quiero que se entere” y le causó tanto desconcierto saberse comprometida con ese tonto que tuvo que hablar de nuevo. -El no es nada mío, pero parece que molestarme le resulta una encantadora actividad- dijo mirando los platos en la mesa y luego un segundo los ojos de él, pero por alguna razón no pudo mantenerle la mirada mucho tiempo, tal vez por que eso no estaba permitido…. Pero ¿insultar y amenazar a un caballero lo estaba? Negó con la cabeza y comenzó a cortar el pan.

Kerioth

Y ahí estaba, seguramente igual de molesta como en un principio, pero eso no fue lo que le hizo desear haberse mordido la lengua si no que con su respuesta estaba confirmando sus peores sospechas, era de esperarse, Kerioth era muy hermosa.
Sus ojos chocaron con los de ella y fue imposible no quedarse embelesado y mirarla como idiota, a esas alturas ya estaba bastante seguro de que esa chica le producía algo que ninguna otra mujer, de otra manera no se hubiera tomado tantas molestias para encontrar la manera de pasar más tiempo con ella, mejor que su hermano no se enterara de eso.-Oh.-Una sonrisa involuntaria se formo en sus labios al escuchar de su boca que no tenía que ver nada con el sujeto que le escribía cartas, debía anotar eso, a la muchacha no le gustaban ese tipo de cosas, al menos eso parecía.-Tu familia es muy bella.-Dijo para romper ese silencio que había vuelto a caer en el ambiente.-A mi también me gusta molestar a mi hermanita, creo que es algo reglamentario.-La familia de Fredek no era tan grande, solo él, su madre, su hermano y su hermana menores pero los quería como a nada en el mundo.

Fredek

¿Acaso él no conocía una palabra que no fuese “hermoso” o “bello”? ¿Por qué tantos halagos? Sonrió involuntariamente al imaginar luego a la hermana del caballero, la pobre niña debería tener un saco lleno de paciencia que cargar a todos lados, porque con alguien tan asfixiante como él…. Le miró de nuevo esta vez con la cabeza ladeada y se quedó un momento ahí, chocando de pronto con sus ojos. -Pues su familia debe ser mucho mejor, y su hermana… la pobre muchacha, Dios la colme de paciencia, no creo que sea algo necesario agobiarnos tanto, tal vez algún día, cuando en serio algún caballero la pretenda, se acabaran todas esas molestias pues verá usted que es cosa diferente- comentó tranquilamente volviendo la vista ahora al queso que comenzó a cortar en rebanadas exactas, justo para los cuatro. Puso en cada plato un trozo generoso de pan, un trozo de queso, unas rodajas de tomate que había por ahí y sirvió cuatro cuencos con suficiente caldo de verdura. De pronto advirtió que la presencia del caballero se había vuelto…. No claro que no, nunca podría soportarlo, no, debía recordar que él se tenía que ir, y lo más pronto posible.

Kerioth

La carta era realmente extensa a comparación de las otras pero no decía nada mejor, aunque había ciertas expresiones que debía compartir con Kerioth más tarde, se iban a reír mucho, y lo mejor de esas cartas era precisamente eso, que lograba sacarle carcajadas poco usuales a la muchacha, le gustaba verle sonreír. Bajó las escaleras poco después y decidió salir por la otra puerta cuando miró al caballero y a ella en un intento de conversación. Afuera encontró a su padre y le llamó para comer. Momentos después ambos entraron y se sentaron a la mesa.
-Es un plato hermoso ¿acomodaste las rodajas de tomate, hermana?- de acuerdo, eso sí se le había escapado sin permiso, no pretendía que sonara ofensivo. -Será que soy muy poco observador siempre con la comida- dijo para componer el comentario anterior y comenzó a soplar a la sopa, luego se detuvo y miró a su padre. -Bien, antes de comenzar a comer, quiero agradecer a Dios por habernos dado la dicha de poner alimentos en la mesa, porque los esclavistas pasaron sin hacernos daño, y porque Kerioth encontró a este noble caballero en su camino, todo ocurre por una razón, y si le ha salvado la vida, a Dios hay que agradecer, la comida no es ostentosa, sin embargo, se da con la mejor de las intenciones, es suficiente y no podemos quejarnos por ella, ahora, buen provecho a todos- el cazador sonrió y todos comenzaron a comer.

Matthew

Rio suavemente y asintió.-Lo sé, pobrecilla, pero la verdad es que espero que no crezca nunca.-Mariane tenía catorce años ya estaba a casi nada de ser una señorita y el comentario de Kerioth le hizo pensar en serio las cosas.-Ah, pero es que yo no dejare que nadie se le acerque, se las verán con mi espada.-Dijo medio en broma y le dedico una sonrisa ladeada, cuando entro el resto de la familia los miro con simpatía y espero a que el padre de Kerioth terminara de dar las gracias, había tenido suerte, más que eso, ese día había resultado el más fortuito para el en mucho tiempo, casualidad o destino que le llamaran como quisiera.

Comió en silencio observando de reojo de vez en vez a la pelinegra, intentando no ser muy obvio, después de todo su padre y hermano estaban ahí sentados a la mesa con ellos, respondió las preguntas que le hicieron y contó un par de anécdotas sobre sus días de caballería, esas que siempre tenían entretenidas a la gente y para cuando termino de comer supo que no podía seguir prolongando su estadía con esa familia-Han sido muy amables.-Apunto con una sonrisa en los labios.-No se que habría hecho de no ser con ustedes, estaré eternamente agradecido y cuenten con mis servicios si así lo necesitasen algún día, mi buen señor, no olvidare el trato, mañana por la mañana enviare a alguien y Kerioth puede decidir la hora y el lugar.-Respecto a ese tema era mejor no dirigirse a la chica. Se levanto y la pierna ya no le dolía tanto.-Es hora pues de marcharme, debo de seguir con mis labores en el palacio.-Hizo una ligera reverencia con la cabeza. -Espero verlos pronto.-Evito mirar a la cazadora directamente y sonrío a todos.


Fredek

La comida estuvo relativamente tranquila, ella sonreía de vez en cuando y oía con respeto cada una de las anécdotas que contaba Sir Frederick, a su padre le encantaron y también contó algunas de sus "
aventuras"
cuando trabajaba en la corte, muchas de ellas no las sabía, probablemente nunca las había contado desde que su madre había muerto, pero sentía alguna confianza con el caballero. Al terminar, ella levantó los platos y después de lavarse las manos, fue a la puerta donde todos se estaban despidiendo y miró al muchacho. -Mañana a las seis de la mañana aquí. El caballo está ensillado, mi padre ya le ha dicho que cuando llegue a su destino sólo lo suelte y le palmee las crines, él regresará solo, espero que se encuentre bien pronto y sea cuidadoso, buen caballero- inclinó la cabeza un poco y esperó a que él estuviese montando al caballo para volver adentro. Vaya día.

Kerioth

-Gracias.-Miro profundamente a la chica dedicando después una ultima sonrisa a esa familia y se alegro en demasía, no era la última vez que vería a la pelinegra, por la mañana, para ser preciso a las seis tendría la dicha de volver a verle, quizás ahora si le clavaba una flecha en la frente pero eso no le importaba.

El caballo relincho y emprendió el trayecto de vuelta al castillo pensando una y mil formas sobro como haría parecer que no se le daba tan bien la arquería, porque aunque definitivamente no era tan bueno como la cazadora sus tiros tampoco daban pena.Tal y como le habían indicado, al parecer el caballo sabía el camino de vuelta, sonrió y cojeo hacía la entrada, se encontró con Archer pero no pudo contarle su afortunado día, aún tenían trabajo que hacer custodiando las entradas para el baile que se celebraría por la noche.

Solo tenía algo revoloteando en la mente, un nombre, Kerioth.

Fredek


C E R R A D O}