Behind the hunter there´s an innocent soul

Los ojos de la cazadora sobre su presa, atentos, examinando minuciosamente cada movimiento de cada centímetro del cuerpo de aquel animal, lo que para otros eran nimiedades para ella significaba una diferencia enorme entre una caza satisfactoria o fallida. Apuntando certeramente, Kerioth tensó el arco, el viento se encontraba a su favor tenía a la cierva acorralada, no era de un tamaño descomunal pero le iban a pagar bien por ella, se notaba sana y joven.
Justo cuando iba a soltar la flecha, algo pasó corriendo, los cascos de un caballo que había salido de la nada y habían provocado que el animal se alertara y saliera corriendo. Su padre le decía que no debía maldecir pues estaba en contra de las leyes de Dios, pero no pudo evitarlo, llevaban un mes sin encontrar buenas presas por el tiempo y cuando al fin ella se topaba con una llegaba un falto de cerebro a acabar con su buena suerte. Llena de enojo, la muchacha volvió a apuntar con la flecha en un acto desenfrenado hacia la persona que iba montada en el caballo y la soltó sin pensar. Un segundo después, un sentimiento de arrepentimiento la invadió, después de todo, aquel hombre no sabía que ella estaba cazando, pero ya era demasiado tarde.

Kerioth

Bandidos, la escoria de la sociedad que solo le causaban dolores de cabeza, insistían en llenar los calabozos del castillo, malditos, subió a su caballo, le habían encomendado la misión de capturar a uno de los más peligrosos, cosa que a Fredek le resultaba bastante le agradaba más la idea de batallas reales, no de tareas que no duraban más de dos horas y que a final de cuentas no le traerían la gloria que le encantaba cuando volvía de una batalla de verdad.

Subió a su caballo y se dirigió al bosque, el olor a humedad se sintió en el ambiente e inspiro profundamente, la libertad se palpaba por todos lados, el sol le impedía tener una visión perfecta pero estaba atento a todos los movimientos en el camino mientras su cabello se agitaba por el viento . Sus sentidos estaban alerta en espera de que algo sucediera y que con suerte se tratara del ladronzuelo aquel. Pudo escuchar el sonido de la flecha que viajaba silbando hasta el, si no hubiera sido por los excelentes reflejos que había adquirido gracias a sus años de entrenamiento esa flecha hubiera terminado ensartada entre sus ojos. Se lanzo hacía el suelo justo a tiempo teniendo así una caída no muy grata del caballo. Su fiel amigo se asusto, relincho y salió huyendo despavorido, no lo culpaba.-¡Hey!.-Parpadeo dos veces para lograr distinguir quien había sido su agresor. Se quejo pero cuando intento moverse se dio cuenta de que su pierna estaba sangrando, maldita roca, se había interpuesto en su camino, al menos eso era mejor que tener una flecha clavada en la cabeza. Gotitas de sangre color carmesí tiñeron su pantalón desgarrado por la piedra y maldijo mentalmente. Alzo la vista hacía la muchacha con reproche y abrió la boca para empezar a pelear pero tuvo que recordar sus buenos modales-¿Que estabas pensando?.-Pregunto ofendido levantándose y limpiándose el polvo a pesar del dolor punzante que le recorría toda la pierna.-¡Casi me matas!.-Le recrimino cruzándose de brazos con una ceja alzada.-Si no me das una buena razón para que una señorita como tu tenga entre sus manos un arma tan letal puedo ordenar que te ejecuten, ¿sabías?.-Dijo con aires de superioridad posando sus ojos negros sobre ella. No lo haría, tampoco era un idiota como muchos que usaban su poder para enviar a la hoguera a cuanta persona se le cruzaba en el camino, Frederick era ante todo un caballero, noble y leal, aunque cualquiera se pondría así si era atacado sin razón alguna.-¿Y bien?.-Insistió esperando a que la chica hablara.


Frederick

Sin darse cuenta de pronto estaba con la boca entreabierta, intentando murmurar algo coherente ¿Disculpas tal vez? ¿Alguna exclamación que no lograba salir de su garganta?. La pregunta del pelinegro le vino muy bien ¿Qué estaba pensando? Nada. Sólo se había dejado llevar por la frustración y la ira que la había invadido al perder una buena presa ¿Y eso era buena excusa para haber intentado asesinar a un... CABALLERO? Sus manos comenzaron a temblarle ligeramente, pero las pegó a su cuerpo para que no se notara y comenzó a repasar sus posibilidades, podía huir, era buena corriendo en la maleza y seguro el joven no podía hacer nada sin su montura, además ella era mucho más liviana que esa tonelada de hierro que cubría al caballero, pero eso iba a significar que la guardia real pronto iba a ir tras ella, su padre se iba a preocupar y entristecer, su hermano ni decirlo, y ella tendría que huir muy lejos, podía quedarse pero moriría en la hoguera, o tal vez le cortaran la cabeza para que no sufriera, o sería esclava, o estaría de por vida en el calabozo, de igual forma sus familiares sufrirían pero al menos ella no viviría huyendo y sería después de todo, lo justo, pero si huía tenía posibilidades de que la olvidaran, después de todo nada había pasado por fortuna. Mientras lo pensaba aquel hombre no dejó de hablar, pero le dió una opción. "
Si no me das una buena razón"
¿La tenía? No. De acuerdo, sus opciones se habían terminado....
Tragó saliva, quería comenzar a correr pero sus piernas no le respondieron, y la voz de su padre resonó en su interior. "
Siempre ante todo, ha de reinar la justicia y la verdad, porque eso es lo que quiere Dios"
Bien. Apretó los ojos y dió un suspiro tirando por un lado su arma, si eso de decir la verdad no funcionaba, entonces estaría a pocos momentos de conocer personalmente a Dios ahí arriba. -Estaba cazando- la voz le salió algo enfurruñada sin querer. -Era la primera buena presa de la temporada, mi familia vive de esto y de hacer pan, ¿entiende? eso nos mantiene y usted con su escándalo ha venido a asustar a la cierva, un caballero no lo sabrá, pues tiene los lujos que quiera, pero para alguien como nosotros, el trabajo del día es lo que puede marcar que tengamos cena y alguna ropa sencilla o no, y por hoy no habrá más cena que un pedazo de pan y leche con algo de suerte- dijo y lo miró ceñuda, sin saber por qué, de pronto esa ira que había sentido antes volvió, pero se controló recordando que se suponía que estaba salvando su vida, al parecer había fracasado.

Kerioth

Fredek escucho a la chica del arco y un tipo de remordimiento lo recorrió, claro, tenía que ser, podrían llamarlo crédulo pero sabía que la pelinegra no decía más que la pura verdad y se sintió como una mala persona. Sabía perfectamente lo que significaba vivir al día y la desesperación que sentía al no poder ayudar en su casa como se quisiera, eso ya había quedado en el pasado, menos mal, su familia no tenía porque seguir sufriendo, pero la de esa chica lo hacía. Había visto a gente morir de hambre en algunos lugares que había visitado y su mente fatalista imagino el más terrible panorama.-En verdad lo siento.-Dijo bajando la guardia y haciendo un gesto menos hostil.-No fue mi intención.-¿Y es que quien se imaginaria que una chica iba a estar cazando justo en ese momento?.

-¿Puedo compensártelo de algún modo?.-Pregunto con buena intención esperando que la chica no se ofendiera más de lo que ya estaba. Aún podía terminar con una flecha entre los ojos, eso no estaba descartado.-¿Sabes? Podemos ir por unas cosas al mercado para tu familia, como compensación a mi torpeza .-Ofreció esbozando una ligera sonrisa.-Pero antes dame un segundo.-Exclamo haciendo una mueca y revisándose la pierna, había estado peor, pero ya estaba comenzando a dolerle, su caballo seguramente regresaría solo al castillo, siempre lo terminaba haciendo, no tenia porque preocuparse.-Soy sir Fredek, por cierto, ¿Puedo saber tu nombre?.-Pregunto con curiosidad clavando sus ojos negros en ella.

Fredek

Se quedó mirándolo perpleja, parpadeando una sola vez, ¿Por qué aún no la había atravesado con su espada o la había llevado ante la corte? (o donde fuera que llevaran a los que debían ser juzgados, ella jamás había vivido algo así y prefería mantenerse lejos de los poderosos, sólo traían problemas. Un momento, ¿Se estaba disculpando? Eso sí que era nuevo ¿De dónde había salido ese caballero? Todo iba tranquilo hasta que él formuló esa pregunta, entonces sus manos volaron a su cintura y lo miró despectivamente, bien, su padre había hecho muy bien en apartarla de ese mundo y mantenerla en los bosques porque de no ser así ya hubiese muerto tiempo atrás, pues si bien era educada y prudente, de pronto si le picaban en su orgullo podía ser muy fiera, como su madre antes de ella. -¿Compensarlo? ¿De qué hablas? Tengo orgullo ¿sabes? Igualmente reconozco que no fue tu culpa, no sabías que estaba de caza y fue un error mío actuar así- carraspeó un poco pero después levantó la cabeza orgullosa. El nombre del caballero le causó gracia ¿Fredek? Tenía que ser una broma, tragó saliva evitando reír y cuando se compuso volvió a hablar. -Kerioth- dijo secamente mirando de pronto de reojo la herida de la pierna del muchacho en la que no había reparado antes. -Se ha caído del caballo por mi culpa, “Sir Fredek”- dijo con un tono algo burlón -Déjeme ayudarle, yo se lo debo- comentó y sin esperar respuesta, tomó un pedazo de tela del costal que llevaba y lo arrancó haciendo un torniquete a la pierna de Fredek, no sabía si eso era legal. En fin.

-No era para que lo tomaras así.-Se defendió alzando una ceja.-Tomando en cuenta que casi me matas lo menos que puedes hacer es aceptar, anda, no es tu honor, es el mio.-Comprendía de cierta manera el orgullo de la chica, pero estaba seguro que no iba a poder pegar el ojo por la noche al pensar que una familia no iba a comer bien ese día por su culpa así que no iba a quitar el dedo del renglón así tuviera que amenazarla de nuevo con la horca, Fredek solía ser muy cabeza dura.

Noto su tono de burla y rodó los ojos-No, no, esta...bien así, aah.-Mascullo haciendo una mueca de dolor.-Gracias.-No tuvo más que decir y se observo la pierna.-Solo Fredek.-Añadió mirándola.-Temo que debo insistir en que me acompañes al mercado, es mi honor, además, ahora te debo la vida también, pude morir desangrado, tu sabes.-Dijo exagerando y soltando una risa corta. Le dedico una sonrisa y se cruzo de brazos esperando, ¿quien iba a ser mas terco? eso estaba por verse, Fredek no se iba a ir hasta que estuviera seguro de que esa familia cenaría decentemente esa noche.


Fredek

Lo que el decía no era incoherente en absoluto, viéndolo por ese lado, ella le debía hacer algo por él para compensar su error, pero ¿Contaba que fuese un favor para ella? todo era muy confuso, esas reglas sociales de honor, perdón, vida por vida o lo que fuera la estaban hartando. -No, no puedo- dijo resuelta a dejar el asunto atrás y mejor dedicarse a encontrar de nuevo a la cierva, los caballeros eran una astilla en el ojo.
-Mi padre me ha dicho que no salga con extraños, no voy a empezar ahora, y ahora quédese quieto y déjeme terminar Sir Fredek- dijo remarcando su nombre, porque no estaba dispuesta a tomarle confianzas así sin más. Suspiró y empujó al caballero hasta hacerlo sentarse en la hierba, ahí examinó mejor la herida y tomó un pañuelo que traía en su bolso por si había heridas que limpiarse, nunca lo había usado en su persona, sacó también su cantimplora de agua y mojó la tela limpiando con cuidado hasta que la sangre brillante dejó entrever la profundidad. -No es nada grave, seguro ha tenido heridas peores en sus batallas, no se desangraría por esto, o tardaría un siglo en hacerlo, pero ahora nada de eso, y no me debe nada, que le quede claro, soy una simple cazadora, no me podría deber nada nunca un caballero como usted, es como pretender que un león le deba algo a un conejo- se mantuvo seria todo el tiempo mientras terminaba de limpiar perfectamente la piel y colocaba un ungüento para aliviar el dolor y evitar que se infectara con algo, no se fijó ni un segundo en el rostro del muchacho, ni le importaba si le dolía o no, le importaba que estuviese bien para que ella pudiera irse sin remordimientos. -Tal vez arde un poco al inicio, pero después no sentirá nada, para mañana estará completamente seca y no tendrá problemas, ahora me voy, quédese sentado hasta que no moleste y luego váyase con cuidado- por un momento se sintió como la vieja boticaria, rodó los ojos y se dispuso a irse, ya había perdido mucho tiempo valioso.

Kerioth

-Auch.- Cuando se dio cuenta ya estaba sentado en el pasto ¡Pero que poca delicadeza! enserio, le habían curado muchas heridas pero generalmente lo trataban con toda la gentileza del mundo más aún si eran doncellas y por eso, esa chica le intrigaba demasiado. Hizo caso omiso al punzante dolor, ya estaba acostumbrado y se dedico a observar las facciones de la chica que se concentraba en su herida, era hermosa, pero no iba a decirlo o esta vez si iba a matarlo.

-Eso me parece ridículo, no eres una simple cazadora, eres la mejor cazadora que he visto y estoy seguro que hubieras atrapado a tu presa si no me hubiera interpuesto y que me hubieras matado si así lo desearas.-Puntualizo esbozando una ligera sonrisa y recargando ambas manos en el césped. No pudo evitar soltar una risotada cuando hablo de leones y conejos, rodó los ojos y miro su pierna, ya no se veía tan mal, esa chica había hecho un excelente trabajo.-¡Eh! Kerioth, espera....-No sabía como demonios iba a retenerla, pero al menos debía averiguar donde vivía.


Fredek

Ese hombre era demasiado ingenuo, o la estimaba demasiado ¿Cómo se iba a atrever a afirmar que ella era la mejor cazadora del mundo cuando sólo había lanzado una flecha a su.... frente? era cierto, ni siquiera le había tirado para matarlo, pero podía haberlo hecho, y lo podría haber herido de gravedad si no se hubiese hecho a un lado, pero apostaba a que muchos arqueros eran mejores que ella, más entrenados y esas cosas. Un momento. ¿Por qué le estaba tomando tanto peso a los comentarios del desconocido ese? Lanzó un ligero gruñido pero no se detuvo al oirlo, ni iba a esperar, ni iba a regresar ni...
Un estruendo detuvo sus pasos, eran cascos de muchos caballos, se oían algo cerca y gritos....esos gritos. Parpadeó un momento y al siguiente estaba trepando a un árbol para mirar mejor. Tal como había supuesto, eran ellos..... -¿Por qué a mí, Dios?- miró al cielo al decir eso y luego bajó tan rápido como había subido y corrió hacia donde había dejado a Sir Fredek, se abalanzó sobre él con cuidado y le tapó la boca. -Silencio- le soltó en un susurro y lo jaló hacia atrás para quedar más cubiertos por el arbusto. -No se mueva- musitó rogando a Dios y los ángeles que los esclavistas no se detuvieran cerca de ellos.

Kerioth

Lo sabía no iba a voltear, ¿Había visto una tipa tan testaruda? pero tenía algo que le resultaba bastante atrayente, le intrigaba demasiado, ese arco, ese carácter de los mil demonios, estaba meditando sobre eso cuando de pronto la chica volvió y de un segundo a otro ya estaba tumbado en el césped. Abrió los ojos con sorpresa y se quedo quieto tratando de observar a que se refería. Escucho relinchidos y voces de hombres que no se veían muy amigables. Y el estaba herido, lo superaban en numero y no podía arriesgarse, era valiente más no estúpido.-Hey....-Murmuro quitando su mano con suavidad.-Eres muy fuerte.-Coloco una mano en la empuñadura de su espada por si acaso y se quedo en silencio observando entre la espesura de los arbustos.

-Se han ido.-Apunto luego de un rato.-Me salvaste la vida.-Exclamo tal vez dramatizando.-Esta vez no voy a permitirte marchar, no sin antes haber pagado mi deuda.-Un buen pretexto, creíble, al menos para el.-Al menos deja que te ayude a atrapar algo, me sentiré menos culpable y aunque no habré saldado mi deuda podre estar tranquilo por el resto del día.-Explico aun tendido en el pasto.


Fredek

-Sht- dijo fulminándolo con la mirada ¿Es que era tan tonto? Caballeros.... ese era el problema en la corte, salían a grandes batallas pero cuando se trataba de sobrevivir así como los pobres no tenían la menor idea..... Se mantuvo serena, callada como un árbol hasta que todo el ruido pasó, y aún con eso no se atrevió a hablar en un buen rato hasta que él lo hizo. -No no se han ido, sólo se han alejado, pero van a merodear los bosques en busca de buenas presas, y usted sin caballo y con una pierna lastimada- dijo entre dientes, ni siquiera esa cota de malla y esa espada lo iban a salvar de los esclavistas, si lo veían débil simplemente lo iban a capturar y se lo iban a llevar, lo venderían y nadie sabría de su existencia. -Deje de decirlo, deje por favor de mencionarlo o esta vez mi flecha no va a desviarse- se mordió la lengua de inmediato, de nuevo hablando mal. -Perdone, estoy nerviosa, ande, deje de hablar que no mejoran las cosas, por hoy no vamos... no voy a cazar nada, es peligroso, tenemos que acercarnos al pueblo, aquí estamos demasiado lejos... tendrá que caminar ahora, no hay opción- se cruzó de brazos y esperó a que el caballero se levantara. -Ande, sígame- comenzó a andar en silencio, debía ir a casa o su padre se iba a preocupar si sabía que los esclavistas estaban ahí y ella no había llegado a casa. ¡Y además iba a llegar con ese hombre a casa! su cabeza comenzó a darle vueltas.

Kerioth

Fredek no pudo evitar reír, no era nada divertida la idea de una flecha incrustada en su cabeza pero le divertía el modo en que esa chica le mostraba su mal genio. ¿Alguna vez conocería su lado amable? ¿Tendría un lado amable si quiera? bien, pues eso pensaba averiguarlo y cuando al caballero de le metía algo en la cabeza nadie lo sacaba de ahí.-Lo lamento, pero es que realmente eres buena.-Puntualizo observándola aun tirado en el césped, se levanto con agilidad olvidando su pierna herida y emitió un ligero gruñido por el dolor.-¿A donde vamos?.-Pregunto empezando a seguirla, no iba a dejar que se fuera sola por el bosque, más si había gente peligrosa merodeando por ahí pero le sorprendió el hecho de que ella lo permitiera.

De pronto escucho otro ruido y saco su espada de inmediato, rio divertido cuando un conejo blanco paso correteando y rodó los ojos enfundando su arma de nuevo.

Fredek

¡Semejante compañía se había ido a encontrar! Caminó apaso mas o menos lento aunque no se detuvo en ningún momento, ya llegarían a su casa y…¡Ah, su padre! ¡Su hermano! Debía dar muchas explicaciones, pero lo primero era salir del bosque con vida y libres. Puso los ojos en blanco cuando en medio del camino un conejo pasó corriendo, definitivamente ese hombre no duraría un día sin su fiel corcel en el que pudiera regresar a casa de inmediato. -No haga preguntas, por favor- su cabeza ya era un lío tratando de hacer una historia no muy alarmante para su padre, sin implicar que ella había atentado contra Sir Fredek.
El camino se mostró amable con ellos, los esclavistas habían seguido al norte y esperaba que no regresaran, aún así les iba a llevar un buen rato salir de los poblados cercanos, debía tomar todas las precauciones. Al final llegaron a las primeras casas que había en la población, afortunadamente el pueblo no estaba muy lejos de las siguientes casas, y la suya no estaba ni muy dentro ni a la orilla. Llegaron y hasta entonces Kerioth volvió su rostro al de él, y por primera vez notó que era más joven de lo que ella había pensado, no tenía tal vez ni veinticinco, parpadeó, con tanta razón era así. Con tanta razón le había pedido llamarlo solo Fredek, ¡Podría ser de la edad de su hermano! No, aún así no lo iba a tutear, nunca. -Kerioth, hija mía, tardaste en volver, los esclavistas están cerca- dijo su padre saliendo a su encuentro. -Padre mío, lo siento tanto, por favor os lo suplico, no os preocupéis, tuve un contratiempo en el camino- comentó señalando con la cabeza a Sir Fredek. -He tenido que ayudar a este caballero, si lo hubiese dejado los esclavistas lo hubiesen tomado y está herido- comentó sin decir por qué estaba herido. -Dios mío, vamos hija, vamos adentro, buen caballero, nos honraría que acepte pasar a sentarse en nuestra humilde cabaña- dijo amablemente su buen padre, ella retuvo un resoplido y entró tranquilamente, sirvió una taza de humeante té a su padre, a ella y al caballero y luego tomó asiento en la mesa. -¿A dónde ha ido mi hermano, padre, si puedo saberlo?- comentó con un tono de voz calmado, respetuoso, ese que siempre usaba para dirigirse a su progenitor. -Tranquila, Kerioth, tu hermano ha ido a ver al hijo del herrero luego de llegar, seguramente vendrá tarde- comentó su padre con una sonrisa y luego se volvió al caballero. -Así que mi hija lo ha salvado, es una buena muchacha, ha aprendido que siempre que esté en nuestras manos, debe hacerlo, a Dios gracias que se han encontrado ¿Qué os ha pasado?- Kerioth tosió un poco y abrió los ojos preocupada, si él le decía la verdad estaba perdida.

Kerioth

-Esta bien.-Confiaba en ella en cierto modo, no era que lo fuera a llevar directamente a los esclavistas o algo parecido, lo había intentado matar pero el tenía un talento nato para reconocer las intenciones de la gente, eso le había salvado la vida ya en un par de ocasiones.
Observo al hombre que salia con gesto de preocupación a recibir a la muchacha ¿Realmente le estaba llevando a su casa? no entendía la razón pero ahora si que no aceptaría un no como respuesta cuando intentara compensarselo. No le sorprendió en absoluto que se comportara tan obediente con su padre, después de todo ese carácter de los mil demonios no le hacía mala persona. Dedico una ligera sonrisa al padre de Kerioth y asintió.- Oh, gracias, es muy amable de su parte.-Los siguió hasta el interior de la cabaña. Bien, ahora ya sabía donde vivía, perfecto.

-Vaya que si, he tenido mucha suerte de encontrarle, hubiera muerto de no ser por ella, la ha educado muy bien, debe de estar muy orgulloso.-Y claro que ahora no le iba a amenazar con clavarle una flecha por decir eso, sonrío triunfante.Miro a la pelinegra por el rabillo del ojo y soplo a su té antes de contestar la pregunta.-Mi tonto caballo se asusto y me ha tirado, fue un duro golpe y me lastime la pierna, por suerte, su buena hija me ha encontrado y ofrecido su ayuda muy amablemente, en verdad estoy muy agradecido con su bondad.-Trato de que sus palabras no denotaran ironía y bebió un sorbo de la bebida caliente que le supo a gloria.

Fredek

Sabía que se iba a arrepentir mucho de haber llevado a su propia casa a sir Fredek pero ¿Qué más podía haber hecho? ¿Dejarlo? ¿Pasear con él por el centro del pueblo para que todos tuvieran de qué hablar? ¿Llevarlo a casa de Agatha? No, ninguna de las opciones era buena, las había revisado durante el camino, lo único que le había quedado era eso. Miró al caballero y luego a su padre, ella había quedado completamente ajena a la conversación, aunque el tema de conversación era precisamente su persona, eso la desquiciaba pero no podía renegar, no ante su padre. -Oh, sí que lo estoy, señor… lo lamento, temo que mi hija no me ha dicho su nombre, noble caballero, ni le ha mencionado el mío, supongo, Eliam de Ainsa, a su servicio- comentó su padre, era extraño ver a un aldeano hablar con tal propiedad, pero claro, su padre no siempre había sido cazador por su cuenta, muchos años atrás en su juventud , había sido un sirviente en la corte y nunca había perdido los modales hacia los nobles. Kerioth dio un suspiro apenas audible y se dedicó a tomar su té y a oir la conversación, para su buena fortuna, Sir Fredek había decidido no mencionar su parte de culpabilidad en el asunto. -Estoy seguro que ha sido así ¿es cierto eso, Kerioth?- preguntó su padre mirándola de repente, ella tragó de inmediato y se aclaró la garganta. -Sólo he hecho lo que me ha enseñado, padre, el noble caballero presente es quien abusa un poco en las palabras de agradecimiento, le he dicho que no me debe nada- comentó bajando la mirada. -Niña mía, siempre siente que su trabajo no es suficiente, aún cuando lo es y más que eso, se parece a su madre que en gloria de Dios esté- al oir aquello, Kerioth tuvo que volver a poner la taza en sus labios para evitar emitir sonidos.

-Es un placer.-Hizo un asentimiento con la cabeza por cortesía y sonrío levemente.-Lo lamento, he olvidado presentarme, mi nombre buen hombre es Frederick, Sir Fredek, pongo mi espada a vuestro servicio.-Añadio dando otro trago al humeante té que descansaba en la mesa.

Clavo su mirada en la pelinegra-Nada de eso, Kerioth, ya te he dicho que estoy en deuda contigo, salvaste mi vida, eres una muchacha muy bondadosa no te quites el credito.-Se aguanto las ganas de reír, era extraño pero le causaba cierta gracia que la chica ya no estuviera despotricando contra él, eso le había dado una buena idea, al parecer respetaba a su padre más que a nadie en el mundo y haría todo lo que le pidiera.-Es mi honor el que me dice que debo pagarles con algo.-Dijo esta vez dirigiéndose a Eliam.-Así que os ruego que acepte una paga por su generosidad, no es mucho lo que tengo para ofrecerles pero si me permitieran comprarles algunas cosas me sentiría mejor por haber arruinado la caza de su hija.-Lo dijo de buena gana, sonriendo y sabiendo cual seria la respuesta de ante mano. El caballero ya tenía un buen plan.


Fredek

Bruto malnacido, eso era ese..... se mordió el labio tan fuerte que se hizo daño y tuvo que volver al té antes de soltar palabrerías que eran completamente incorrectas, actos que eran blasfemos y con los cuales no se llevaba su buena educación, ese no era su carácter, pero es que el pelinegro era tan necio que sacaba lo peor de ella. -¿Arruinar su cacería?- preguntó su padre y hasta entonces ella reaccionó ¿A qué hora había mencionado eso? -El... yo... - se aclaró la garganta y miró a su padre. -Fue un accidente padre, yo estaba tratando de cazar a una cierva cuando los cascos del caballo de Sir Frederick la asustaron, desde luego él no sabía que yo estaba de caza, luego de ello fue que... él cayó del caballo y se lastimó y entonces lo ayudé, y después llegaron los esclavistas- odiaba tener que contar todo lo que había pasad y omitir tantos detalles a su padre que era un buen hombre y no merecía que le mintiera, pero así como era un buen hombre, cuando se trataba de algo mal hecho era severo, y no quería ser presa de su severidad, jamás lo había sido y no iba a empezar por culpa de un pequeño error. -Ya veo, así que esa fue la historia- comentó Eliam soltando una ligera risita, después se volvió a Sir Frederick -Bueno, Sir Frederick, ella tiene razón, ha sido un incidente, mas no niego que los caballeros son reacios y firmes en cuestión de honor, sea pues su voluntad, si eso le deja la conciencia tranquila, ha de pagarnos con lo que su corazón demande... pero he de poner una pequeña condición, pues un hombre honrado y de trabajo como yo no aceptaría tal generosa ayuda sin dar algo a cambio pues también me sentiría indignado, dígame pues, cómo dará solución a esto, sir- los ojos de Kerioth se quedaron congelados en la figura de Sir Frederick, sin pdoer hablar, sin poder replicar, y presintiendo lo peor en esa mirada decidida de él.


Kerioth

-Así es, mi honor es muy importante y tengo una deuda enorme con ustedes, así pues estoy obligado a pagarla y no solo por eso, son personas muy amables, más bien, lo haré con un gran placer.-Observo de reojo a la castaña, Fredek no solia ser así, a esas alturas ya se hubiera ido pero había algo, esa muchacha ya lo había dejado encandilado en tan pocas horas y lo peor es que no se había dado cuenta, no, jamás la tomaría por la fuerza ni le propondría a su padre algo que no fuera digno. Esbozo una sonrisa de lado, tampoco iba a dejar que se fuera y nunca más volverla a ver.-Creo que tengo una idea señor, eso solo si a usted le parece correcto.-Empezó observando el arco de Kerioth descansando colgado en un rincón de la cabaña.-He podido observar la gran habilidad que tiene su hija con el arco, es impresionante, debo confesarle que ningún caballero entrenado que conozco es tan bueno, me gustaría que me diera clases, a cambio yo le traeré dos bolsas de comida y claro, algunas monedas de oro, es lo menos que puedo ofrecerle, claro, solo si usted da su consentimiento.-Sir Fredek hablo educadamente, con calma, con el tono de voz que usaba para dirigirse a alguien de la alta sociedad esperando y deseando fervientemente que el hombre aceptara el trato.

Fredek

-Considero, Sir Frederick, que es una solución razonable, así han de ser pues las condiciones, y debido a que Kerioth ha sido una de las protagonistas de este enrredo, entonces tendrá que ser precisamente ella, como usted bien lo dice, la que le de clases de tiro con arco- al decir eso, el cazador soltó una risa suave. Kerioth no podía creerlo, pero tampoco podía cerrar la boca más tiempo o iba a desvanecerse. -¡Padre!- la voz le salió varios tonos más alta de lo que esperaba, y de inmediato se recompuso y bajó la mirada al tener la atención completa de su progenitor. -Lo siento, me ha sorprendido mucho la decisión y pienso que los halagos del joven caballero me están resultando infundamentados y.... me acaloran, yo... yo no podría ser tan buena ni más que uno de los arqueros mejor entrenados del palacio, y...- su padre le puso entonces la mano en el hombro y ella guardó silencio. -Kerioth, hija mía, avergonzarte de tus habilidades es hacerlo de tí misma, desde muy pequeña has entrenado para tirar en el arco, porque era tu talento natural, y creo que cuenta el que hayas sido instruida por uno de los antiguos arqueros de la corte- a la castaña le sorprendió tanto aquel comentario que alzó la vista y miró fijamente a su padre con gesto sorprendido. -Mi hija siempre había sabido que yo había servido antaño al palacio, pero nunca le había aclarado en qué, sir Frederick, pues bien, ahora lo saben dos nuevas personas, pero no es de mí de quien me interesa hablar y de una vida que quedó muy atrás, no nos salgamos del tema, Kerioth, no te sonrojes de esa manera, quedarás libre de tus obligaciones durante.... tres semanas contando desde mañana, suficiente tiempo pienso para que Sir Frederick pueda aprender lo que necesita de tí, y puedes estar tranquila que sabes que no lo harás sin que recibamos generosa compensación, por el honor del caballero y el mío mismo ¿estás de acuerdo?- inquirió su padre con calma pero con voz firme. -Sí, padre- dijo ella con toda la calma que había sacado de muy en el fondo de su ser, pues se sentía en realidad humillada sin contar que esas semanas sería una completa inútil, pasando días completos con el muchacho aquel que había llgado en tan mal momento a su vida. Al menos tendría su padre la comida asegurada y dinero que no le iba a venir mal a la familia, aún así, eso no mejoraba todo lo que sentía, y le dedicó una mirada sombría a sir Frederick. -Entonces así será, ahora, caballero, descanse un momento, hija, trae algunos trapos limpios con agua, por la tarde, cuando sea más seguro salir, podrá usted tomar nuestro caballo y llegar a su hogar, no se apure que cuando desmonte, él solo sabrá regresar a casa, basta con que le ateste un golpe en los cuartos traseros- dicho eso, el cazador salió de ahí y ella se volvió a quedar a solas con el muchacho, había traído los trapos limpios y comenzó a limpiar de nuevo la herida, sin decir una sola palabra.

Kerioth

Su mirada también fue hacía la pelinegra, sabía que no estaba contenta, era más que obvio, por una parte sabía que había obrado mal por aprovecharse de la situación pero no pudo evitarlo, además era una buena idea, para todos, dejo que padre e hija hablaran y permaneció en silencio sabiendo de antemano que seguramente en la mente de la muchacha se estaba lamentando por no haberle atravesado la flecha en la cabeza. No le sorprendió que la muchacha ni siquiera replicara, desde que entro a la casa se dio cuenta del respeto que le tenía, era una de las razones por las que había optado por pedirselo directamente a él así, si el daba su consentimiento Kerioth nada podría hacer-Muchas gracias.-Respondió con gentileza.-Estoy en deuda con usted, nunca lo olvidare, créame.-hizo una reverencia con la cabeza y lo observo salir.

-¿Estas arrepentida de no haberme matado?.-Pregunto, quizás y no iba a obtener una respuesta, se quedo quieto y dio un sorbo a su té, el ultimo que quedaba en la pequeña taza.

Fredek

Lo imaginaba, a pesar de ser un pensamiento pecaminoso, a pesar de que estuviese mal su mente no podía dejar de imaginarlo pero eso le sirvió para calmarla, la escena en su mente era la siguiente. Ella lanzando la flecha directo hacia la frente del caballero, misma que atravesaba mortalmente sus huesos y lo dejaba inconsciente, desangrándose, ella hubiese podido huir luego de arrancar la prueba del delito cometido y hubiese huido, dejándolo tirado, abandonado a su suerte y cuando lo encontraran la culpa la echarían a algún ladrón, a los esclavistas, no a una muchacha que nadie conocía y que había perdido los estribos. Fin de la historia. Se detuvo un momento notando que había presionado de más y entonces recapacitó, no, por supuesto que no podría haber hecho la mitad de todo eso, era una escena aterradora, ver a alguien tan joven como él ahí, no sabía nada de su familia, y de un momento a otro esa ira se transformó en arrepentimiento, lo cual la enojó porque sabía que estaba haciendo lo correcto entonces, y que no cabía en ella la otra posibilidad, de hecho, si lo pensaba de aquella manera, estaba agradecida que la flecha no hubiese acertado, pero nunca se lo diría porque no lo merecía, él podría pensar lo que quisiera.

Dió un respingo cuando oyó que él le preguntaba aquello, como si le hubiese leído el pensamiento. -Yo no pienso en lo que hubiese podido pasar, caballero, o me atormentaría, lo que pasó ya pasó, no hay tal sentimiento que sólo es inútil- contestó friamente terminando con su labor y colocando de nueva cuenta la pomada que sabía le iba a arder y aquello provocó sin querer una sonrisa inocente en sus labios, algo debía pagar por hacerla pasar tantos disgustos. -Ahora quédese quieto, ponga su pie en la otra silla o siéntese en el piso hasta que no duela, hasta que se vea seca, tal vez tarde un poco, y luego se irá, no creo necesario repetirlo más veces- bramó y se dirigió a la pequeña sala que quedaba frente a la puerta, ahí se sentó en el suelo y comenzó a coser algunos zapatos de piel al tiempo que miraba al fuego, al caldo que se estaba cocinando dejando de prestar atención al muchacho.

Kerioth

-Como sea, el punto es que te habrías ahorrado muchos disgustos.-No se quejo cuando la chica presiono con fuerza sobre su pierna, lo merecía, después de todo la había comprometido a hacer algo que no quería por mero capricho. Hizo lo que le indico pero no despego la mirada de ella ni un segundo, después de un rato de permanecer en silencio ya no pudo contenerse más, pues si terminaba con una flecha ensartada en la rodilla sana que mejor.-Enserio lamento que tu nueva tarea no te resulte tan interesante como remendar esas botas.-Exclamo echándose el cabello hacía atrás con la mano.-Pero es que en verdad pienso que eres muy buena, era enserio lo que dije, jamás había visto a alguien tan bueno, ni entre todos los caballeros del reino, te lo juro por mi espada.-Puntualizo cruzándose de brazos.-Se que voy a aprender mucho de ti, tu padre debe ser muy bueno si el te enseño, es un gran hombre y esta muy orgulloso de ti, debes estar muy feliz de tenerle.-Y es que no se le ocurría otra cosa que decir, tenía que medir sus palabras muy bien, no quería enojarla más y mucho menos que terminara odiándolo ese no era el punto de todo el embrollo que había tramado.

Fredek

-No siga con ello, no siga más, he oído ya lo suficiente, por favor- comentó sonrojándose, no estaba acostumbrada a que la halagaran de tal manera, a cada segundo, y si así iba a ser cada entrenamiento estaba perdida, sería un completo martirio ¿Por qué tenía que repetírselo tantas veces? aquello le producía una extraña sensación, sin contar el calor en el rostro y esos golpecitos en su estómago.

-Es el mejor padre que alguien puede tener- coincidió en voz baja, al menos ahora tenía un tema mejor, pero igualmente no quería estar hablando de ella, tal vez luego terminaran hablando hasta del caballo, y no estaba dispuesta a contarle nada, a inmiscuirlo en su vida. -¿Y sus padres?- preguntó no porque le interesara saber, pero si se trataba de un tema de conversación, qué mejor que fuese de él y no de ella.

Kerioth

No pudo evitar notar el color en las mejillas de la muchacha y eso le pareció ciertamente adorable, era fácil saber que Kerioth era una buena chica, bastaba ver a su padre, bastaba ver sus reacciones, se mordió el labio inferior para no sonreír y miro hacía otro lado, no quería molestarla más.
-Lo es.-Asintió, el destino había sido muy generoso con él, conocer al padre de la pelinegra y más a aún a ella había sido lo mejor que le había pasado en mucho tiempo.-Mi padre murió cuando yo era aún muy pequeño, no logro acordarme mucho de él, peor mi madre dice que era un buen hombre, no lo sé, supongo que eso dicen todas las madres.-Se encogió de hombros.-Y mi madre es maravillosa, siempre velo por mis hermanos y yo, sin importarle que, tuve mucha suerte en que con él tiempo, cuando fui mayor pude pagarle todo eso, no somos ricos, pero al menos puedo darle algunas pequeñas comodidades y eso le hace muy feliz .-Le contó apoyando un brazo sobre la mesa y mirando el perfil de la chica que observaba el fuego.


Fredek

Miró de reojo al joven caballero y respiró hondo, su historia era muy parecida a la de ella, sólo que él había perdido a su padre, también tenía hermanos, y se imaginaba que para una mujer era más difícil mantener una casa con hijos sola, no había tantas oportunidades como para un hombre. Se mordió el labio ligeramente, un gesto completamente involuntario y siguió cosiendo el zapato que tenía en la mano. -Lo comprendo, me alegro por usted, por su familia, porque sepa ser agradecido con esa buena mujer- comentó algo más relajada. Asombrosamente, se extendió un ligero silencio entre ellos y ella lo agradeció infinitamente pues no tenía ni quería decir más nada. Terminó de remendar la bota y entonces se dedicó a remover el caldo hasta que oyó la puerta abrirse. Era Matthew. -Hola preciosa ¿estás bien?- la saludó extendiendo sus brazos y ella dejó un momento el cucharón para ir a abrazarlo. -Huele bien…. Hey, remendaste las botas, no tenías…- -Si lo hubieses hecho tú hubieran quedado como costales mal amarrados, Matt, estoy bien como siempre- soltó a su hermano y éste le tendió una carta. -Toma, no quisiera dártela realmente, pero supongo que no tengo derecho a no hacerlo, es del hermano de..- Kerioth lo interrumpió con un gesto de la mano y le arrebató el sobre de mala gana sonrojándose de nuevo, ese molesto de Johan la seguía molestando, su hermano debía ser un buen hermano celoso y no lo era cuando más lo necesitaba…. De pronto, al pensar eso recordó que no estaba sola. -Matt, nuestro invitado, Sir Frederick, está un poco herido, se quedará hasta la tarde, es una larga historia la suya, si quieres saberla mejor será que te la cuente él o papá, yo tengo cosas qué hacer- dicho eso, se volvió hacia la chimenea y volvió a remover el caldo. -Sir… Sir Frederick, cuánto lamento la descortesía, Matthew de Ainsa, hermano de Kerioth, creo que ha de ser una buena historia esa- comentó él y ella pudo notar la sonrisa divertida en su rostro aún sin voltear a mirarlo.

Kerioth